Cuando la salud nos pone a prueba

Esta semana quiero hablarte desde un lugar muy personal y profundo: el de los retos de salud.

A todos, en algún momento, nos llega ese diagnóstico inesperado, ese malestar persistente, esa noticia que sacude nuestra rutina y nos obliga a detenernos. Nadie está exento. Pero lo que sí podemos elegir es cómo enfrentamos esos momentos difíciles.

Yo estoy ahí. Y aunque no está siendo fácil, he descubierto que en medio de esta prueba también se pueden encontrar grandes lecciones.

Estoy aprendiendo a escuchar mi cuerpo, a poner límites, a priorizar lo que verdaderamente importa y, sobre todo, a no perder la fe.

Las enfermedades no llegan como castigos, sino como mensajes. Nos invitan a revisar nuestra forma de vivir, a hacer pausas necesarias y a reconectar con nosotros mismos. Muchas veces son el inicio de una transformación, aunque al principio solo sintamos miedo o incertidumbre.

Por eso, si estás atravesando un proceso de salud complicado —o si alguien cercano lo está— quiero recordarte algo muy importante: no estás solo/a. Apóyate en tu fe, en tu red de afecto, en herramientas como la meditación, la oración, la respiración consciente. Y si puedes, busca también ayuda profesional. Pedir apoyo no es signo de debilidad, es un acto de amor propio.

Esta semana, te invito a cuidar de ti con más intención. Escucha a tu cuerpo. Dale lo que necesita. Y si estás bien, no lo des por sentado. Agradece y mantén hábitos que nutran tu bienestar físico, mental y emocional.

Y recuerda que siempre tienes a la mano una gran herramienta de inspiración en mi podcast En Positivo.

Te abrazo con fuerza y con esperanza,

Lourdes