
Esta semana quiero invitarte a reflexionar sobre una idea poderosa: la felicidad no es un destino al que llegamos, sino un estado de ánimo que elegimos cultivar a diario.
A menudo pensamos que seremos felices cuando logremos algo: alcanzar un objetivo, conseguir un ascenso, comprar algo que deseamos o cumplir un sueño. Pero cuando alcanzamos ese “destino”, ¿qué ocurre? La felicidad que sentimos es efímera, y pronto ponemos nuestra atención en el próximo objetivo.
Lo cierto es que la felicidad no está atada a las circunstancias externas. Es un estado de conciencia que podemos nutrir, incluso en medio de retos y adversidades. No significa negar nuestras emociones o ignorar los momentos difíciles, sino aprender a valorar las pequeñas alegrías, las conexiones auténticas y el presente tal como es.
¿Cómo podemos empezar a practicar esto? Aquí algunos pasos simples:
Encuentra gratitud en el día a día. Al despertar o al finalizar tu día, haz una lista mental de tres cosas por las que estás agradecido.
Abraza el momento presente. Deja de esperar el “cuando” y enfócate en el “ahora”.
Cambia el enfoque de “falta” a “abundancia”. En lugar de pensar en lo que no tienes, aprecia lo que ya forma parte de tu vida.
Ser feliz es un acto de voluntad, una decisión que tomamos cada día. Claro, hay días más complicados que otros, pero incluso en esos momentos, podemos encontrar motivos para sonreír.
Recuerda, la felicidad no está al final del camino; es el camino mismo.
Te deseo una semana llena de paz y gratitud, siempre En Positivo.
Y si quieres seguir creciendo conmigo y llenarte de herramientas de crecimiento personal, no puedes dejar de ver o escuchar los episodios de mi Podcast En Positivo.
Lourdes
P.D. ¿Qué haces tú para cultivar la felicidad? Me encantaría leer tus ideas. ¡Responde este correo y conversemos!
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